¿Es posible que condiciones tu vida por algo que no sabe en realidad si va a pasar o no?
Cada vez que me planteo el tema los hechos van corroborando la hipótesis y la pregunta va convirtiéndose en una inmensa afirmación.
¿Que me decís de l@s que pasan la mayor parte de su existencia esperando al amor de sus vidas? Esa persona especial, que fue creada única y exclusivamente para hacerles felices. Y aunque no se dan de cuenta, condicionan sus gustos, sus gestos, los sitios por dónde ir, la forma de comportarse, vestirse, andar, modifican su forma de expresarse, sus palabras, a veces, incluso, su esencia... todo con la "esperanza" de que al doblar la esquina van a conocerl@.
Es que desde temprana, pero que muy temprana edad, tienes que aprender a esperar... a la mamá con la leche y sus mimitos, a esperar el regalo que tanto quieres, esperar el autobús, esperar el papá mientras hace sus recados, esperar para que te recojan, esperar en el medico para que te pinchen (mira que duele eh) esperar, esperar, esperar...
Luego te haces mayor y... sigues esperando, en la cola del supermercado, en el banco para "pagar" la factura o para recuperar "tu" dinero, esperar la llamada de no sé quién, el correo de no sé donde, el libro que encargaste, que venga el fontanero a reparar el fregadero, a que alguien (por lo que sea) te pida perdón, a las notas después del examen, al trabajo perfecto, esperar, esperar, esperar...
Esperanza.
Mi amiga Mela intentó convencerme de lo bonita que es la "esperanza".
Que si, que te impulsa a hacer algo, te quita de la cama muchas veces, que es muy importante y también algo romántico eso de no perderla, y casi me va convenciendo de que sin ella no somos mas que unas almas en pena.
Pero al final la sombra negra empieza a flotar por mi cabeza para convencerme que, yo por lo menos, estaría mucho mejor sin ella.
Mas bien practicaría la realidad pragmática e infalible del día a día, sin esperar nada de nadie, de nada y mucho menos de mi misma... No quiero esperar por mis resultados, ni por mi próximo año, ni por la relación perfecta, ni por terminar ni empezar nada... no quiero esperar nada de mi, porque cualquier logro, triunfo o fracaso será simplemente un hecho del día que me tocará vivir.
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